En Octubre de 1978 Carl Sagan cerraba con estas palabras la introducción a su magnífico libro El cerebro de Broca.
Este libro se escribe poco antes -por lo menos, yo creo que pocos años o décadas antes- de que arranquemos del cosmos las respuestas a muchas de nuestras engorrosas y algo reverenciales interrogaciones sobre orígenes y destinos. Si antes no nos autodestruimos, buena parte de nosotros llegará a conocer las respuestas. Si hubiésemos nacido cincuenta años antes, hubiéramos podido maravillarnos, meditar y especular sobre los temas indicados, pero sin poder hacer nada por descifrarlos. Si naciéramos dentro de cincuenta anos, creo que ya se habrían descubierto los enigmas. Nuestros hijos conocerán y aprenderán las respuestas antes de que hayan tenido ni la menor posibilidad de formularse las preguntas. La época más exquisita, satisfactoria y estimulante para vivir es aquella en la que pasemos de la ignorancia al conocimiento de estas cuestiones fundamentales, la época en que comencemos maravillándonos y terminemos por comprender. Dentro de los 4.000 millones de años de historia de la vida sobre nuestro planeta, dentro de los 4 millones de años de historia de la familia humana, hay una sola generación privilegiada que podrá vivir este momento único de transición: la nuestra.
Al privilegio de vivir en una época tan emocionante yo le añadiría otro: haber tenido la fortuna de vivir después y no antes de que Carl Sagan escribiera sus libros.
De acuerdo pero tampoco olvidemos que:
Dentro de los 4.000 millones de años de historia de la vida sobre nuestro planeta, dentro de los 4 millones de años de historia de la familia humana, hay una sola generación “privilegiada” que podrá vivir este momento único de no retorno respecto a la conservación o destrucción del planeta: la nuestra.
La ciencia básica es genial, y la divulgación de Sagan nos maravilló a algunos baby-boomers, pero lo cierto es que la familia humana como organismo está tomando las decisiones erróneas, la ciencia aplicada tiene soluciones, pero nuestras decisiones prácticas, en conjunto, son más que preocupantes.