Algunos libros de divulgación muy buenos consiguen enseñarnos hechos y teorías científicas de forma entretenida. Unos pocos libros excepcionales, pertenecen a una segunda categoría que no sólo intenta enseñar los contenidos de la ciencia sino también algo sobre su lógica, sobre el método y la forma de pensar en los que se asienta. ¿Existe una tercera categoría? Hasta ahora pensaba que no. Pero La magia de la realidad de Richard Dawkins me ha sacado del error. En este libro, con textos sencillos y preciosas ilustraciones de Dave McKean, Dawkins no se propone únicamente enseñar a los jóvenes y adolescentes a pensar científicamente, sino que les anima a sentir la belleza de la ciencia. Cada capítulo del libro se centra un tema diferente, desde los orígenes de la humanidad hasta el nacimiento del cosmos, utilizando siempre una estructura común: Dawkins nos presenta primero algunos mitos con los que diferentes culturas han tratado de entender estos fenómenos y luego nos presenta lo que la ciencia ha descubierto al respecto. En todos los casos, la moraleja es que por maravillosas y sublimes que parezcan las explicaciones míticas, la realidad siempre resulta ser mucho más bella y misteriosa de lo que nuestra imaginación pudiera haber sospechado inicialmente. Cuando en lugar de imponer nuestras explicaciones a la naturaleza, dejamos que ésta nos hable, la interrogamos, apuntamos sus respuestas y meditamos sobre ellas sin olvidar que cualquier interpretación que hagamos puede ser errónea, lo que terminamos descubriendo es un universo espectacular y sorprendente. Mágico y sin embargo real.