Los medicamentos son más eficaces si vienen en píldoras rojas que si vienen en píldoras blancas. Las inyecciones funcionan aún mejor que las pastillas. También son más efectivas las medicinas caras y las que tienen una marca conocida frente a sus equivalentes genéricos. Si el hombre viviera sólo de pan, ninguna de estas cosas debería influir en nuestra salud. Pero el ser humano es una máquina compleja, con muchos botones y un manual de instrucciones voluminoso. A veces las expectativas y la imaginación cuentan tanto como la química. El impacto del efecto placebo no termina en el ámbito de la medicina. Basta con recordar a los trabajadores de un negocio que su actividad diaria tiene efectos positivos sobre la salud para que a lo largo del mes siguiente se reduzcan su índice de masa corporal o la presión arterial. Incluso el rendimiento de una persona en el gimnasio aumenta si le damos una bebida isotónica que no tiene más propiedades que un precio elevado. Si alguna vez te has sentido más enérgico de lo normal después de haber disfrutado de un sueño reparador, tal vez también en este caso te estés beneficiando del efecto placebo sin saberlo. Según un estudio que acaban de publicar Christina Draganich y Kristi Erdal, nuestro rendimiento cognitivo se ve alterado en función de cómo de bien creemos que hemos dormido la noche anterior. Continúa leyendo en Psicoteca…
Pingback: Magapsine (05/02/2014) | dronte.es