Varón, de raza blanca

La capacidad que tenemos los psicólogos para cubrirnos de gloria es incuestionable. Cada vez que uno de esos vecinos aparentemente normales mata a su familia y luego se suicida o cada vez que dos chavales cogen sus escopetas y salen a cazar compañeros de clase, surge de entre nuestras filas un Patrick Jane que nos esboza el perfil psicológico perfecto del asesino. Normalmente estas cosas sólo pasan en Estados Unidos o en las películas (y sobre todo en la intersección de ambos). Pero esta semana nos ha brindado la triste ocasión de ver a los nuestros en acción a la caza del terrorista Mohamed Merah. El perfil psicológico que los expertos esbozaron para el asesino de Toulouse fue ciertamente audaz: contra todo pronóstico, se trataba de un asesino “frío y cruel”. Ya ven ustedes. Quién lo habría dicho.

Mientras los medios de comunicación nos ponían al día de cómo transcurría el acoso a la casa del muyahidín, casualmente estaba leyendo el genial libro de Lilienfeld, Lynn, Ruscio y Beyerstein, 50 grandes mitos de la psicología popular, que contiene precisamente un capítulo dedicado a los criminal profilers, que es el nombre que reciben en inglés los psicólogos (y supongo que también los médiums) que ayudan a la policía a hacer estos perfiles psicológicos. Tirando del hilo he podido encontrar dos trabajos críticos sobre el tema, ambos publicados por Brent Snook y sus colaboradores.

El primero de ellos (Snook, Eastwood, Gendreau, Coggin, & Cullen, 2007) es una revisión de los estudios que estaban disponibles hasta ese momento. Un primer patrón que observan es que la mayor parte de los autores que escriben sobre el tema basan sus argumentos más en el sentido común que en la evidencia empírica. Esto sucede más entre autores de orientación clínica y oficiales de policía que entre académicos e investigadores con una orientación estadística; sucede más en los estudios que son favorables al criminal profiling que entre los que son críticos; y sucede más en los artículos publicados en EE.UU. que en los publicados en otros países.

Snook y colaboradores (2007) realizan también un pequeño meta-análisis de los estudios sobre la precisión de las predicciones hechas por los profilers. Los resultados muestran que, en general, las predicciones de los profilers son sólo ligeramente mejores que las de los grupos de comparación que se utilizan en los diversos estudios (por ejemplo, estudiantes de psicología o detectives). Si acaso, son algo mejores a la hora de predecir los atributos físicos de los delincuentes, pero a cambio parecen ser peores en las predicciones sobre sus pensamientos, hábitos sociales e historia personal. Aun siendo estadísticamente significativas, ninguna de estas diferencias alcanza un gran tamaño.

A la luz de esta evidencia tan pobre, ¿de dónde proviene la creencia de que los criminal profilers ofrecen información valiosa para describir a los delincuentes? Precisamente el segundo de los artículos (Snook, Cullen, Bennell, Taylor, & Gendreau, 2008) se centra en este asunto. Entre los principales “culpables” señalan a los sesgos cognitivos habituales: que nos fiamos demasiado de evidencia puramente anecdótica, que aceptamos afirmaciones vagas como descripciones válidas de los hechos (piense en el efecto Forer) y, muy especialmente, que damos más peso a las escasas predicciones correctas que a los numerosos errores de los profilers.

Al fin y al cabo, ¿en cuántas películas se escapa el asesino?

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Snook, B., Cullen, R. M., Bennell, C., Taylor, P. J., & Gendreau, P. (2008). The criminal profiling illusion: What’s behind the smoke and mirrors? Criminal Justice and Behavior, 35, 1257-1276.

Snook, B., Eastwood, J, Gendreau, P., Goggin, C., & Cullen, R. M. (2007). Taking stock of criminal profiling: A narrative review and meta-analysis. Criminal Justice and Behavior, 34, 437-453.

2 thoughts on “Varón, de raza blanca

  1. Muy bueno MAV.
    Parece que de todas estas magufadas psicológicas hacen series de televisión americanas: “metes criminales” sobre los “criminal profillers”, “miénteme” sobre la capacidad para detectar mentiras, “mediums” sobre… bueno el nombre lo dice todo. Lo más indignante de muchas de estas series es que los creadores le imbuyen de un halo de cientificidad muy alejado de la realidad. Esto conduce a que mucha gente no versada en esos temas se lo trague todo a pies juntillas.
    Estaría bien un post a lo “la noche de” que desmienta algunos de estos errores. Al fin y al cabo no deja de ser ficción aunque a veces nos lo vendan como real.
    Un Abrazo

  2. Hola Yarri! Absolutamente de acuerdo, cuando la gente ve “David el gnomo” todo el mundo se da cuenta de que son dibujos y que, en la realidad, cuando la gente se muere no se convierte en árbol. Pero cuando la gente ve “El mentalista” o “Medium” parece que se olvidan de que sigue siendo ficción. Es verdad que es buena idea para un post! Habría que buscar si hay literatura sobre por qué y cuánto se cree la gente lo que ve en televisión. Si encuentro algo, aquí lo leeréis! ;-)

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